PsiquEmoción

Psicoterapia

Te mostramos a continuación la Psicoterapia Humanista Integrativa y cómo puede ayudarte para enfocar y resolver tu problema.

Terapias enfocadas a…

Adultos
  • Ansiedad y estrés: Dificultades para manejar la presión laboral, problemas financieros o responsabilidades familiares.
  • Depresión: Sensación de vacío, tristeza persistente, apatía o pérdida de interés por actividades cotidianas.
  • Duelos no resueltos: Pérdida de seres queridos o rupturas significativas.
  • Baja autoestima e inseguridad: Sentimientos de insuficiencia o incapacidad para afrontar retos personales o profesionales.
  • Crisis vitales: Cambios importantes como divorcios, desempleo, mudanzas o inicio de la paternidad/maternidad.
  • Trastornos de ansiedad social: Dificultades para relacionarse o miedo intenso a la crítica y al juicio.
  • Trastornos obsesivo-compulsivos: Pensamientos intrusivos y conductas repetitivas que afectan la calidad de vida.
  • Burnout o agotamiento emocional: Asociado al trabajo o responsabilidades acumuladas.
  • Problemas de relación: Conflictos de pareja, familiares o amistades.
  • Búsqueda de propósito o sentido vital: Sensación de insatisfacción o estancamiento en la vida personal o profesional.

Estas problemáticas pueden generar malestar emocional y afectar la calidad de vida, haciendo necesario un acompañamiento psicológico para afrontarlas.

Adolescentes
  • Ansiedad y estrés: Presión académica, social o por expectativas familiares.
  • Depresión: Tristeza persistente, pérdida de interés o sentimientos de inutilidad.
  • Baja autoestima e inseguridad: Dificultades para aceptarse a sí mismos, críticas internas o comparaciones constantes.
  • Problemas de conducta: Rebeldía extrema, agresividad o desobediencia recurrente.
  • Trastornos alimentarios: Como la anorexia, bulimia o atracones emocionales.
  • Acoso escolar (bullying): Rechazo, intimidación o aislamiento en el entorno escolar o virtual (ciberacoso).
  • Dificultades en las relaciones: Problemas familiares, conflictos con amigos o pareja.
  • Trastornos de identidad o autoconcepto: Exploración de la identidad personal, sexual o de género.
  • Consumo de sustancias: Alcohol, tabaco u otras drogas como forma de escape o presión social.
  • Eventos traumáticos: Divorcio de los padres, pérdida de un ser querido, violencia o abuso.

Estas problemáticas afectan su desarrollo emocional, social y académico, siendo clave abordarlas para favorecer su bienestar.

Infantil
  • Problemas emocionales: Ansiedad, miedos, fobias, tristeza persistente o baja autoestima.
  • Dificultades de comportamiento: Rabietas, impulsividad, agresividad o desobediencia frecuente.
  • Trastornos del desarrollo: Dificultades en el lenguaje, aprendizaje, atención (TDAH) o en el espectro autista (TEA).
  • Dificultades sociales: Problemas para relacionarse con sus pares, aislamiento o acoso escolar (bullying).
  • Eventos traumáticos: Divorcio de los padres, pérdida de un ser querido, abuso o cambios significativos en su vida.
  • Problemas escolares: Rendimiento bajo, dificultades de concentración o rechazo hacia el colegio.
  • Duelos o adaptaciones: Procesos de cambio que generan estrés o desajustes emocionales.
Mujer

Las problemáticas más comunes que pueden llevar a una mujer a necesitar ayuda psicológica incluyen:

  • Ansiedad y estrés: Relacionados con la carga laboral, familiar, expectativas sociales o falta de tiempo personal.
  • Depresión: Tristeza persistente, desmotivación o sensación de vacío tras experiencias traumáticas o crisis vitales.
  • Violencia de género: Secuelas emocionales derivadas de abuso físico, psicológico, económico o sexual, como el miedo constante, la baja autoestima, la inseguridad o el estrés postraumático.
  • Dependencia emocional: Dificultades para romper relaciones tóxicas o abusivas y construir vínculos saludables.
  • Trastorno por estrés postraumático: Originado por experiencias de maltrato, agresiones o eventos traumáticos, generando flashbacks, ansiedad o hipervigilancia.
  • Baja autoestima: Inseguridades derivadas de experiencias de abuso, críticas o autoexigencias excesivas.
  • Crisis vitales: Separaciones, divorcios, pérdida de seres queridos, o cambios importantes como maternidad o menopausia.
  • Duelos emocionales: Pérdidas afectivas, abortos espontáneos o pérdida de un ser querido.
  • Problemas de fertilidad: Impacto emocional de la infertilidad o tratamientos médicos asociados.
  • Sobrecarga emocional: Agotamiento por equilibrar roles múltiples (laboral, familiar, social) o síndrome de la «superwoman».
  • Trastornos alimentarios: Relación conflictiva con el cuerpo y la alimentación, influida por presiones sociales o experiencias personales.
  • Relaciones de pareja: Conflictos constantes, comunicación disfuncional o problemas de confianza.
  • Acoso laboral o sexual: Impacto emocional de vivir situaciones de desigualdad o abuso en entornos profesionales.

Estas problemáticas, especialmente las derivadas de la violencia de género, suelen requerir atención especializada para sanar las heridas emocionales, recuperar la confianza y empoderar a las mujeres en su proceso de recuperación y bienestar emocional.

Pareja

Las problemáticas más comunes que pueden llevar a una pareja a necesitar ayuda psicológica incluyen:

  • Problemas de comunicación: Dificultad para expresar sentimientos, pensamientos o necesidades de manera efectiva, lo que genera malentendidos o discusiones frecuentes.
  • Conflictos frecuentes: Peleas constantes por temas cotidianos como la economía, las tareas del hogar o la crianza de los hijos.
  • Falta de confianza: Celos, inseguridades o traiciones como la infidelidad, que afectan la estabilidad y conexión emocional.
  • Distanciamiento emocional: Pérdida de intimidad, afecto o conexión emocional, sintiéndose cada uno más como compañeros de piso que como pareja.
  • Problemas sexuales: Disminución del deseo, incompatibilidades sexuales o dificultades relacionadas con la intimidad física.
  • Crisis vitales: Cambios significativos como la llegada de un hijo, mudanzas, pérdida de un ser querido, problemas financieros o el síndrome del «nido vacío».
  • Diferencias en valores o expectativas: Conflictos relacionados con metas de vida, planificación familiar o diferencias en la visión de la relación.
  • Estrés externo: Presiones laborales, problemas familiares externos o dificultades económicas que impactan la relación.
  • Dependencia emocional o falta de autonomía: Desequilibrio en el nivel de independencia de los miembros de la pareja, generando tensiones.
  • Duelos o traumas compartidos: Procesos de pérdida o eventos traumáticos que afectan a ambos y requieren trabajo conjunto.

La terapia de pareja ofrece un espacio seguro para abordar estas problemáticas, mejorar la comunicación, fortalecer el vínculo y reconstruir la confianza y la conexión emocional.

Familia

Las problemáticas más comunes que pueden llevar a una familia a necesitar ayuda psicológica incluyen:

  • Conflictos recurrentes: Discusiones frecuentes entre miembros de la familia, generadas por diferencias de valores, normas o expectativas.
  • Falta de comunicación: Dificultades para expresar sentimientos o necesidades, lo que genera malentendidos y tensiones.
  • Crisis familiares: Eventos significativos como divorcios, separaciones, enfermedades graves, pérdidas económicas o cambios de residencia que impactan a todos.
  • Problemas en la crianza: Desacuerdos sobre cómo educar a los hijos, dificultades con límites, disciplina o dinámicas entre hermanos.
  • Relaciones tóxicas: Patrón de interacciones dañinas, como manipulación, falta de respeto, críticas constantes o favoritismos.
  • Duelos y pérdidas: Impacto emocional tras la pérdida de un ser querido, aborto espontáneo o situaciones de duelo colectivo.
  • Reestructuración familiar: Adaptación a nuevas dinámicas, como familias reconstituidas, la llegada de un nuevo miembro o el síndrome del «nido vacío».
  • Problemas de salud mental o adicciones: Impacto de enfermedades psicológicas, físicas o dependencias de un miembro sobre toda la familia.
  • Falta de apoyo emocional: Sensación de aislamiento dentro de la familia, donde los miembros no se sienten escuchados ni validados.
  • Rol de los cuidadores: Carga emocional o conflictos derivados del cuidado de un familiar dependiente, como personas mayores o con discapacidad.

La terapia familiar ayuda a mejorar la comunicación, resolver conflictos y reforzar la cohesión familiar, creando un entorno más saludable para todos los miembros.

Duelo

Las problemáticas más comunes que pueden llevar a necesitar ayuda psicológica en una situación de duelo incluyen:

  • Dificultad para aceptar la pérdida: Negación persistente o incapacidad para asumir la realidad del fallecimiento o separación.
  • Dolor emocional intenso: Sentimientos de tristeza, culpa, ira o desesperación que parecen insuperables y afectan el día a día.
  • Bloqueo emocional: Incapacidad para expresar o procesar las emociones asociadas a la pérdida, llevando a una desconexión emocional.
  • Duelo prolongado o complicado: Persistencia del dolor por años, con síntomas que interfieren en la vida cotidiana, como aislamiento, apatía o pensamientos obsesivos sobre la pérdida.
  • Impacto en la salud física y mental: Problemas como insomnio, cambios en el apetito, agotamiento físico, ansiedad o depresión derivados del duelo.
  • Conflictos familiares: Tensiones entre los miembros de la familia sobre cómo procesar o manejar la pérdida.
  • Duelos múltiples: Experiencias de pérdidas consecutivas que sobrecargan emocionalmente a la persona.
  • Culpa relacionada con la pérdida: Sentimientos de responsabilidad o arrepentimiento por lo que se hizo o no se hizo antes de la pérdida.
  • Cambios en la identidad o el rol: Adaptación a una vida diferente tras la pérdida de un ser querido cercano, como un cónyuge, un padre o un hijo.
  • Aislamiento social: Sensación de desconexión con los demás, ya sea por falta de comprensión o porque el duelo lleva a evitar el contacto social.

La terapia psicológica en el duelo ofrece apoyo para procesar emociones, encontrar sentido y reconstruir una vida significativa tras la pérdida.

Trauma

Las problemáticas más comunes que pueden llevar a necesitar ayuda psicológica en una situación de trauma incluyen:

  1. Estrés postraumático: Reexperimentación constante del evento traumático a través de flashbacks, pesadillas o recuerdos intrusivos, acompañado de ansiedad y miedo intenso.
  2. Hipervigilancia y ansiedad: Sensación constante de estar en peligro, dificultad para relajarse o reacciones exageradas ante estímulos.
  3. Evitar situaciones o emociones: Evitación de lugares, personas o recuerdos que puedan desencadenar emociones relacionadas con el trauma, limitando la vida diaria.
  4. Alteraciones en el estado de ánimo: Sentimientos persistentes de tristeza, culpa, vergüenza, ira o desesperanza tras el evento traumático.
  5. Dificultades en las relaciones interpersonales: Problemas para confiar en los demás, miedo al rechazo o aislamiento social.
  6. Problemas de sueño: Insomnio, pesadillas recurrentes o dificultad para descansar debido a la ansiedad asociada al trauma.
  7. Somatización: Manifestaciones físicas del trauma, como dolores de cabeza, tensión muscular o problemas gastrointestinales sin causa médica aparente.
  8. Baja autoestima y autoimagen negativa: Sensación de inutilidad o falta de valor, especialmente si el trauma estuvo relacionado con abuso o violencia.
  9. Autolesiones o conductas de riesgo: Uso de sustancias, comportamientos impulsivos o autolesiones como formas de intentar lidiar con el dolor.
  10. Dificultades para regular emociones: Explosiones de ira, llanto repentino o incapacidad para controlar la tristeza o la ansiedad.

La terapia psicológica para el trauma ofrece un espacio seguro para procesar la experiencia, sanar emocionalmente y recuperar el control sobre la vida, a través de técnicas de brainspotting.

Neuropsicología

Las problemáticas más comunes que pueden llevar a necesitar ayuda neuropsicológica incluyen:

  1. Trastornos del neurodesarrollo: Dificultades relacionadas con el TDAH, trastorno del espectro autista (TEA), o trastornos específicos del aprendizaje como dislexia o discalculia.
  2. Daño cerebral adquirido: Secuelas cognitivas, emocionales o conductuales tras traumatismos craneoencefálicos, ictus o tumores cerebrales.
  3. Deterioro cognitivo leve o demencia: Problemas de memoria, atención o lenguaje asociados al envejecimiento o enfermedades como el Alzheimer.
  4. Trastornos neurológicos progresivos: Impacto en funciones cognitivas de enfermedades como Parkinson, esclerosis múltiple o Huntington.
  5. Secuelas de infecciones o enfermedades: Problemas neuropsicológicos tras encefalitis, meningitis u otras enfermedades que afectan al sistema nervioso central.
  6. Epilepsia: Dificultades cognitivas o emocionales derivadas de crisis epilépticas recurrentes.
  7. Trastornos emocionales con base neurológica: Ansiedad, depresión o irritabilidad como síntomas secundarios a alteraciones cerebrales.
  8. Problemas del desarrollo cognitivo infantil: Retrasos en el lenguaje, dificultades en habilidades motoras o problemas de socialización.
  9. Trastornos del sueño con repercusión cognitiva: Insomnio crónico, apnea del sueño u otros problemas que afectan funciones como la memoria y la atención.
  10. Rehabilitación tras intervenciones quirúrgicas cerebrales: Apoyo para recuperar funciones afectadas después de cirugías por tumores o aneurismas.

La neuropsicología evalúa y trata estas problemáticas, buscando mejorar las funciones cognitivas, emocionales y conductuales, así como la calidad de vida del paciente y su entorno.

Psicoterapia Humanista Integrativa

 

La terapia humanista integrativa se enfoca en entender al individuo como un ser completo, considerando tanto sus pensamientos y emociones como sus relaciones interpersonales y su contexto social. No ve a las personas como “enfermos”, sino como individuos en proceso de crecimiento.

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Visión integral de la persona

La terapia humanista integrativa se enfoca en entender al individuo como un ser completo, considerando tanto sus pensamientos y emociones como sus relaciones interpersonales y su contexto social. No ve a las personas como “enfermos”, sino como individuos en proceso de crecimiento.

Relación terapeuta-paciente

La calidad de la relación entre el terapeuta y el paciente en clave en el proceso. Se busca un vínculo basado en la empatía, la aceptación y la autenticidad, promoviendo un espacio seguro para que la persona pueda expresar y explorar sus experiencias.

Trabajo con la experiencia emocional

Este tipo de terapia considera que las emociones son una guía esencial para la autorrealización y el crecimiento. Se da mucha importancia a que el paciente pueda contactar y comprender sus emociones, especialmente aquellas que a menudo han sido reprimidas o negadas.

Flexibilidad y adaptación de técnicas

El enfoque integrativo permite al terapeuta emplear distintas técnicas y modelos, como el análisis transaccional, la terapia Gestalt, la psicoterapia centrada en el cliente o la bioenergética, adaptándose al momento y las necesidades de la persona.

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PsiquEmoción: contigo y a tu lado 

Primer ciclo… montar en bicicleta

Simplemente no podemos decirte cómo se hace, sino que tu debes intentarlo por ti mismo/a, siempre con nosotras a tu lado.

Tampoco podemos estar  sujetándote para siempre. Llega un punto donde sencillamente te dejamos de sostener. Si te caes, te ayudaremos a levantarte, pues si te agarramos siempre, nunca aprenderás a montar por ti solo/a.

Segundo ciclo… la aventura de la vida

Un alma aventurera. 

Tenemos una linterna, una brújula y un mapa. A partir de ello, te acompañaremos con amor y aportándote seguridad hacia ese mundo emocional por descubrir que hay dentro de ti. 

Y, sobre todo, las cosas claras

Nuestra terapia NO...

  • No tiene como objetivo conducir/controlar al cliente.
  • No tiene la intención de diagnosticar.
  • No crea planes de trabajo.
  • No toma responsabilidades por sus clientes.
  • No realiza historias clínicas.
  • No hace interpretaciones del comportamiento del cliente.
  • No decide la duración del tratamiento

Confiamos en que los pacientes experimenten los cambios por sí mismos, en la vida cotidiana, fuera de la consulta de su terapeuta.

Pensamos que un abordaje autoritario en la terapia parece resultar fabuloso en la primera parte de la terapia, pero al final solo crea una persona dependiente.

Nuestra terapia SÍ es...

  • Congruente
  • Empática
  • Respetuosa
  • Amorosa
  • Incondicional
  • Humana

En definitiva, mostramos una actitud de aceptación y de interés que ayuda al cliente a adquirir la confianza en sí mismo/a y la fuerza necesaria para resolver sus difíciles problemas de ajuste para estar bien.

Y Nuestra filosofía: “Ver el problema es parte de la solución”

En algún momento de nuestra vida, a todos nos pasa que sentimos que nos faltan fuerzas para superar los obstáculos. Nos invade la tristeza, los problemas se acumulan o el estrés domina nuestro día a día.

Necesitamos ayuda y es el momento de pedirla.

Si esta es tu situación, has llegado al lugar adecuado.

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